lunes, 24 de septiembre de 2012

Cafeeke (Madrid)


Especialidades: Cervezas y tapas belgas.
Precio: Cervezas entre 3 y 6€. Promociones de cerveza del mes.


Ya que me he puesto con las cervecerías, no podía dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas líneas a este tesoro oculto bajo el Arco de Cuchilleros. Situado en plena zona 'guiri' de Madrid -en el sentido más cutre y lleno de tópicos-, sorprende muy gratamente poder retroceder al Siglo de Oro y adentrarnos en una verdadera taberna de la época. No sé si la estética estaba buscada con ese propósito o si los casi cuatro siglos que tiene el barrio obligaron a ello, pero la combinación de la fachada de piedra, paredes gruesas y frescas y techos bajos con vigas de madera agrietada, junto con la decoración del local -en la que también prima la madera-, logran claramente ese efecto. No en vano, apenas se encuentra a unos metros de 'Sobrino de Botín', restaurante que ostenta el record de más longevo del planeta, al haber permanecido abierto ininterrumpidamente desde 1725.

Pero volvamos a Cafeeke. Al margen de la agradable estética del local, lo primero que llama la atención es que la idea de abrir la primera (y de momento única) cervecería exclusivamente belga de Madrid proviniera de una mejicana. En todo caso, merece nuestro más sentido agradecimiento. Por otra parte, resulta también llamativo el excelente aprovechamiento del escaso espacio. La pequeña terraza, de apenas cuatro o cinco mesas pequeñas, está excelentemente acondicionada,  y situada en una zona semipeatonal y muy protegida de los elementos, lo que permite poder disfrutar de ella casi en cualquier momento del año; toda una delicia. Una vez dentro, la planta baja permite optar por unas mesas altas o por la propia barra, aunque no es muy recomendable cuando se acumula mucha gente, pues no hay excesivo espacio. Resulta reseñable que en esta planta se permite introducir mascotas; es más, en un rincón hay unos comederos en los que ofrecen agua y galletas para perros de manera gratuita, de modo que dueños y mascotas puedan disfrutar juntos (aunque no es recomendable compartir la cerveza con los canes... y creedme, lo he visto más de una vez).

Por último, una estrecha escalera de madera situada al fondo del local nos conduce a la planta superior (y a los baños, que, aviso muy relevante, tienen puertas correderas; no hay nada como unas cervezas de más y una puerta corredera para hacerte quedar como un completo idiota). Sorprende la amplitud que, en relación con la planta inferior, tiene la superior, donde se acumulan varias mesas con sillas y bancos (todo en madera), constituyendo un salón la mar de acogedor para una tarde de invierno.

Pasando ya a las cervezas, la carta ofrece más de 80 cervezas belgas, incluyendo siete de barril. Los precios son algo más elevados que en el Café Escocia (ver post anterior), pero dentro de lo normal en cervezas de importación, y más teniendo en cuenta que Madrid no es una ciudad especialmente barata. El precio medio anda entre los 4-4,5€ por cerveza. Como promociones especiales, se puede pedir la 'degustación', con una muestra de cada una de las siete cervezas de grifo ('Te Deum' rubia, roja y negra; 'Misty Blanche'; cerveza Pilsen variable; 'Chimay Triple' y 'Belle-vue Kriek'); también se selecciona una cerveza especial cada mes.

Dentro de la extensa carta de cervezas en botella (de 33, 50 y 75 cl.), siempre resulta interesante pedir una 'Kwak'; por una parte porque es una cerveza poco habitual que no está nada mal, por otra porque el vaso -una especie de probeta en un soporte de madera- resulta una curiosidad digna de conocerse. Si vamos en grupo, es posible pedir botellas de 75 cl. de varias marcas, pero hay que tener en cuenta que las cervezas fuertes de abadía (como la 'Te Deum Triple') son sólo para estómagos acostumbrados. Para el que busque algo más suave, siempre quedan opciones como la 'Hoegaarden', la 'Hellekapelle' o la clásica 'Stella Artois'; para el que quiera morir, ahí estarán siempre la 'Delirium Tremens' y la 'Gulden Draak'.

Por otra parte, como añadido a los encantos del local, la carta de cervezas va acompañada de una selección de tapas y raciones bastante heterogénea, pero con pequeñas rarezas que servirán de perfecto complemento a las bebidas; ya que -aunque como en toda cervecería que se precie, las consumiciones van siempre acompañadas de patatas fritas o frutos secos- las cervezas belgas tienden a contar con una gradación que agradece acompañarse con algo más sólido. Centrándonos en las especialidades de Flandes, la 'Frikandela' (una salchicha blanca típicamente holandesa, muy especiada y que se sirve frita) es en todo caso imprescindible, así como los clásicos mejillones belgas, que podemos acompañar de múltiples salsas (aunque para los puristas, la 'receta' tradicional belga es al vapor, a veces con algo de pimentón, y servidos con patatas fritas). Para los estómagos más aventureros, también está disponible una versión del 'steak tartar' que merece cuando menos una oportunidad.

Finalmente, y como no en una cervecería tienen por qué ser todo calorías, cabe reseñar que Cafeeke organiza diversos eventos durante todo el año. Por ejemplo, la Fiesta Nacional de Bélgica el 21 de julio, el Día de la Reina de Holanda el 30 de abril, San Nicolás "Sinterklaas" el 5 de diciembre; además de organizar celebraciones especiales los días de Navidad y Año Nuevo.

Emplazamiento, instalaciones, cervezas, comida, ambiente... y encima sin aglomeraciones. ¡Pocos rincones reunen tanto en tan poco espacio, y menos aún merecen tanto una visita como Cafeeke!

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